La novela explora cómo una serie de acontecimientos aparentemente aleatorios convergen en un destino ineludible. A pesar de que todo el pueblo conoce las intenciones de los hermanos Vicario, una extraña mezcla de apatía, confusión y resignación hace que nadie intervenga efectivamente para evitar el asesinato.

La obra examina críticamente cómo los valores tradicionales y el concepto del honor familiar pueden desencadenar tragedias. La necesidad de "lavar" la honra de Ángela Vicario se convierte en una obligación social que trasciende incluso la voluntad de los propios vengadores, los hermanos Vicario.

García Márquez retrata magistralmente cómo toda una comunidad se convierte en cómplice silencioso de un crimen. La responsabilidad colectiva se manifiesta en la inacción y el silencio de los habitantes, quienes prefieren ser espectadores pasivos de una tragedia anunciada.